Afuera: el Senado dio de baja a los empleados de Kueider

Victoria Villarruel desafectó a 13 personas que figuraban como asesores del exsenador, entre ellas, la madre de su novia, Iara Guinsel Costa.

Conocido en el mundo político de Entre Ríos por su debilidad por las mujeres -que satisfacía usando las veleidades del poder- y en el plano nacional por protagonizar un escandaloso hecho de corrupción, el compañero de camino de Gustavo Bordet enfrenta días cada vez más complicados. Su detención de lujo en Paraguay se vio interrumpida por la decisión de los vecinos del complejo VIP donde residía, quienes solicitaron su expulsión del edificio, lo que lo hizo recalar en un domicilio aparentemente menos agraciado en la capital de Paraguay.

A eso se le suma el pedido de extradición por parte de la Jueza Federal de San Servicios de Inteligencia, Arroyo Salgado y, más recientemente, la noticia de que su suegra-prestanombres y colaboradores quedaron desempleados debido a la inconducta del exsenador.

Así trascendió desde el Senado, desde donde informaron que era una consecuencia inmediata de su destitución, pero que por plazos administrativos y el receso legislativo, se tomó a finales de Enero. En la cámara alta dan por sentado que la mayoría de los desafectados no cumplían funciones, sino que eran prestanombres a través de los cuales Kueider hacia caja, esa obstinación que lo enriqueció pero que finalmente lo llevó a caer en desgracia.

Los días del senador del escandalo

Por su parte, desde el entorno del exsenador manifiestan preocupación, señalan que mantiene dialogo con muy poca gente y que con el correr de los días fue perdiendo la actitud y la energía que mostraba en los primeros días del escandalo, cuando confiaba en poder controlar la situación.

Cuentan que en el fragor del escandalo, Kueider confiaba en que los favores que había hecho al gobierno nacional y los secretos que guardaba del exgobernador de Entre Ríos podrían serle de ayuda para reducir los daños al menos. Esa posibilidad aún no está agotada, pero el exlegislador ve que cada día esa ayuda se hace más difusa en medio de un creciente aislamiento político, porque comprende que ya no tiene nada que ofrecer a quienes podrían darle una mano.