¿Qué es lo que se disputan CFK y Kicillof?
- Redacción Escena Politica
- 28 mar
- 3 Min. de lectura
EDITORIAL
Una interna que todos conocen pero nadie explica. La tensión que crece y emerge en la discusión por el desdoblamiento electoral. Lo viejo no termina de morir y se empeña por no dejar a lo nuevo nacer.

Es común escuchar y leer a referentes y comunicadores cercanos al peronismo expresar desconcierto por la interna que sostienen Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. Se trata de una guerra —cada vez menos fría— que se deja ver con mayor crudeza en batallas puntuales, como fue la postulación de Cristina a la presidencia del PJ, y que ahora tiene un nuevo capítulo en la discusión sobre las elecciones en la provincia de Buenos Aires.
A decir verdad, las causas de la interna están muy claras y son accesibles para quien quiera verlas. No es una discusión ideológica, ni de cargos o lugares en las listas; es, lisa y llanamente, una discusión por la conducción del espacio político.
Sucede que el gobernador de Buenos Aires quiere ser presidente y siente que tiene la legitimidad —y los votos— para lograrlo. Sabe que debe tejer alianzas y construir un armado más amplio, que interpele a un electorado mayor al que Unión por la Patria pudo contener, y cree que su modelo de gestión es clave en ese objetivo. Pero tiene claro —y esto es lo trascendental en la interna— que, de llegar al sillón de Rivadavia, el presidente debe ser él, sin repetir la experiencia de Alberto Fernández.
Esto implica, necesariamente, que no puede depender de Cristina Fernández para instalarse en la Rosada, ni "deberle" la presidencia a la titular del PJ. Quienes hablan con el gobernador cuentan que la tesis de Kicillof es que Argentina no admite la idea del "doble comando" y que el presidente debe ser el jefe político del proceso.
Cristina, probablemente la dirigente más relevante del peronismo desde Perón, cree, lisa y llanamente, que el gobernador es un desagradecido. Entiende que, por los distintos roles en los que colocó a Kicillof, el mandatario provincial le debe obediencia ¿eterna?. Los cercanos a la ex presidenta, menos cautos en sus declaraciones, lo expresan así y dejan entrever que Cristina piensa que los votos con los que el bonaerense fue electo y reelecto le pertenecen.
Para el cristinismo, el gobernador no tiene ni los méritos ni el caudal electoral para discutirle la conducción a CFK actuando con independencia. Incluso sostienen que Kicillof podría ser presidente, pero que necesitará la venia de Cristina para concretarlo.
En la Gobernación de Buenos Aires, en cambio, se enfocan en la gestión. Saben que están en la primera línea de fuego: bajo los ataques de Milei, de la propia CFK y por las complejidades de la provincia. "El desafío de Axel es llegar a buen puerto cuando está sentado sobre un polvorín", dijo un importante dirigente entrerriano cercano a Kicillof que trabaja en su proyección nacional.
Por eso, el gobernador se esfuerza en mostrar que el éxito de un modelo de gobierno opuesto al nacional lo posicionará como la principal alternativa al experimento libertario. Sabe, además, que la gestión puede acercarlo a actores políticos con los que no coincide ideológicamente, como otros gobernadores, con quienes comparte necesidades.
Antonio Gramsci, analizando el interregno de Maquiavelo, afirmó que las crisis surgen cuando "lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer, y en este interregno aparecen los fenómenos morbosos más variados". Por trillada que parezca, esta reflexión del genial italiano sigue siendo precisa y refleja acertadamente la situación del peronismo.
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